Descubre la leyenda del hilo rojo y su relación con el destino
Según una antigua leyenda de carácter oriental, aquellas personas que están destinadas a conocerse están relacionadas mediante un hilo rojo invisible que es capaz de unir sus vidas independientemente de en qué lugar del mundo se encuentre e, incluso, aunque algunas de las dos todavía no haya nacido.
Se piensa que este hilo está atado entre los dedos y no puede desaparecer pase lo que pase. Si estás destinado a conocer a una persona lo harás aunque tenga que pasar mucho para ello. Digamos que se ha establecido un vínculo infinito mucho más fuerte que cualquier otra cosa que pueda haber en el mundo.
Este hilo se asocia contigo desde el momento en el que naces; por supuesto, puedes tener varios hilos asociados con diferentes personas. Puede estar más o menos tensado al igual que enredado, lo que se asocia con la relación que vas a tener con esa persona.
Se cree que este hilo es más como una guía que servirá para que las almas no se pierdan en el camino a conocerse.
Una leyenda muy particular
La leyenda nos cuenta que hace muchísimo tiempo había un emperador que se había esforzado mucho por conquistar su territorio. Un día se enteró de que en su reino había una poderosa bruja que tenía un poder muy especial: era capaz de ver el hilo rojo de cada una de las personas para vislumbrar su destino.
Al conocer esa noticia, no tardó en hacer que la trajeran a su presencia.
El emperador le pidió a la bruja que siquiera el hilo de su destino para buscar a la que sería su esposa.
La bruja lo llevó hasta un mercado lejano donde una mujer con un bebé en brazos vendía sus servicios. El emperador, enojado porque pensaba que le habían tomado el pelo, hizo que sus guardias cortasen la cabeza a bruja. Fue tal el tumulto que se organizó que, en un descuido, la mujer que sostenía al bebé se cayó al suelo. El bebé se hizo una gran herida en la frente aunque no fue mortal.
Muchos años después llegó el momento en el que el emperador tenía que escoger esposa. Algunos de sus asesores le indicaron que recibiera a la hija de un general muy poderoso por que la unión sería fructífera para el imperio.
Cómo era costumbre de aquella época, la futura esposa se presentó el día de la boda sin que el emperador la hubiera visto siquiera. Llevaba un vestido precioso y un velo que le cubría completamente el rostro. La sorpresa del emperador fue mayúscula cuando ella se quitó el velo y descubrió que lucía una cicatriz muy característica en la frente: efectivamente, estaba contemplando al bebé al que la bruja le había llevado en el pasado.
Un hilo rojo inquebrantable
Esta historia nos demuestra que daba igual lo que el emperador creyese o no… el destino le devolvería a su esposa sin ningún obstáculo.
Tenemos que verlo como un hilo rojo muy especial que en ningún momento puede ser roto. Existen algunas variaciones en cuanto al dedo que interconectan; algunos dicen que es el dedo meñique ya que conecta con la arteria ulnar, mientras que otros aseguran que es el anular.
En cualquier caso, es una leyenda que nos dice que no existe el libre albedrío: que da igual lo que podamos hacer, al final siempre acabaremos cumpliendo con el destino que nos han guardado para nosotros, como si este estuviera escrito en un gran libro que parece que nadie puede leer.
Una curiosa leyenda que puede explicar algunas situaciones en nuestro día a día.